201402_Mora

Varios años después de nuestra última excursión, nos hemos acercado a un producto que nos entusiasma, el aceite, y en una zona próxima, en Mora, provincia de Toledo, donde se ha montado una gran industria para el desarrollo de este producto.

Y lo primero que hemos hecho es visitar el Museo del Aceite, con un guía especializado, Jonathan, que nos ha informado de toda la historia de este producto, y la gran evolución que ha supuesto la moderna industrialización que aporta una gran riqueza para la zona.

Hace muchos años usaban estas impresionantes prensas:

Hoy ya usan modernas maquinarias que realizan todo el proceso absolutamente mecanizado:

y se conduce el aceite a tremendas vasijas de acero inoxidable:

Como complemento a la visita al Museo del Aceite y visita de una moderna almazara, también hicimos una degustación de aceites, y quien nos guió, Jonathan, nos enseñó como diferenciar los sabores y olores de los distintos tipos de aceite, y como destacar los defectos.

Y ya nos fuimos a tomar el cocido moracho, cuya diferencia con el cocido madrileño es que la bola o relleno, aquí llamada pelota, que tiene otros ingredientes como tocino y chorizo, pero que no fueron fáciles de distinguir. Para entrar en detalle debemos empezar por el vino, probamos dos de los vinos de la casa, que sin llegar a crianza, tenían barrica, aunque finalmente obtamos la mayoría por tomar otro vino que algunos conocemos bien porque es el vino del restaurante La Terraza de Alba en Tres Cantos donde tantas veces hemos comido, es el tercero de esta foto, el Sierra Cantabria.

Como todo cocido empezó con la sopa (salvo en el maragato que es con lo que termina):

La sopa, sabrosa, caliente y con el fideo casi en su punto bueno, dió lugar a muchas repeticiones ya que el restaurante estaba completamente lleno y el servicio no daba para más, y los garbanzos llegaron con algo de retraso, este fue el segundo vuelco:

Los garbanzos, sabrosos, de tamaño medio, y el repollo vulgar, si bien se arreglaba bastante con un chorrito de aceite cornicabra de la zona:

Este aceite lo mejora todo, incluso a parte del tercer vuelco, que era este:

Un tercer vuelco al que le faltaban algunos productos típicos del cocido madrileño, como es la punta de jamón, el tocino entreverado, carne de gallina y lo más importante de todo, los huesos de caña. Así que los ingredientes que teníamos eran el morcillo, adecuado, chorizo, excesivamente grasiento, morcilla, normalita, algún trocito de carne de pollo, el tocino, que seguramnte era lo más sabroso y dejo para el final la pelota, que he descrito al principio de esta crónica, y que como se puede ver en la foto anterior, el color no indica para nada que el chorizo sea uno de sus ingredientes, y tampoco el sabor, dicho esto por alguien que sí la probó.

Finalmente, la gran mayoría tomó distintos postres caseros, que en general, resultaron muy del agrado de los comensales, y aquí visualizamos algunos:

Tras la comida, nos fuimos a pasear por la ruinas del Castillo de Piedras Negras para bajar la comida e iniciar el regreso y observamos los miles de olivos que son la base de la economía de esta comarca:

Pero además de aceite hay otras muchas actividades en el pueblo, os animo a visitar su página web y desde el punto de vista gastronómico, esta interesante ruta gastronómica del aceite.

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